Una vez que estudiados
conceptos como vulnerabilidad, peligrosidad, valor y riesgo, es la
hora de empezar la evaluar las edificaciones de nuestra ciudad.
Alumnos del E.R.R.T.I.S. analizando las edificaciones de San Ferando
Hemos
seguido la metodología que un grupo de geólogas de la Universidad
de Huelva (María Eugenia Aguilar, Cecilia de la Prada y María del
Carmen Feria – Sillimanitas) utilizaron en un trabajo
similar del municipio de Punta Umbría. En dicho trabajo se
diferencian cinco tipos de edificaciones en
función de su vulnerabilidad ante las olas de un tsunami. En este
caso, entendemos vulnerabilidad como la capacidad que poseen las
construcciones consideradas de resistir el impacto de una o varias
olas de gran energía sin experimentar daños graves en su
estructura. Por lo tanto los niveles considerados serán:
- El nivel 1 de vulnerabilidad, o vulnerabilidad muy alta, correspondería a construcciones sin cimentación, estructuras de madera o chapa y, en general, aquellas con una muy baja resistencia ante el impacto de un tsunami. Dentro de este grupo están por ejemplo los chiringuitos de playas, kioscos, edificios en ruinas o marquesinas.
- El nivel 2 de vulnerabilidad, o vulnerabilidad alta, corresponde a viviendas y edificios de otros usos que poseen una única planta y que están construidos con materiales convencionales.
- En el nivel 3 de vulnerabilidad, o vulnerabilidad media, se incluyen adosados y viviendas de 2 plantas.
- Dentro del nivel 4 de vulnerabilidad, o vulnerabilidad baja, se incluyen bloques de edificios de 3 y 4 plantas.
- Por último, el nivel 5 de vulnerabilidad, o vulnerabilidad muy baja, corresponde a los edificios menos vulnerables ante un posible tsunami en San Fernando, que son aquellos bloques de edificios de 5 plantas o más.
El E.R.R.T.I.S. trabajando con soporte informático en
los ordenadores de la biblioteca del Centro.
La
idea es identificar con herramientas digitales como Google
Maps y Street
View los
diferentes
edificios de la ciudad y asociarles un nivel de vulnerabilidad.
Posteriormente dicha información se pasará al plano A3 que cada uno
tiene mediante un código de colores. Antes de terminar cada zona hay
que realizar salidas de campo para corroborar que la información
digital por satélite manejada es fiel a la realidad. Y por último,
se unificarán todas las zonas A3 y se pasará todos esos datos a un
plano A1 del municipio.